El Vigilante

Ronnie Camacho Barrón

#MaratonDeVelitas
EL VIGILANTE
AUTOR: RONNIE CAMACHO BARRÓN (MÉXICO)

Cuando niño,  tras la muerte de mis padres, quedé al cuidado de mi abuelita Rogelia, quien  a pesar de sus casi setenta años, se hizo cargo de mi.

Aún recuerdo como ella se adaptó lo mejor que pudo a  mi ritmo de vida, despertándose temprano para llevarme a la escuela, animándome en mis partidos de futbol y hasta aprendiendo a usar el internet, para ayudarme con mis tareas.

Lamentablemente, su exceso de amor fue inútil, el dolor de perder a mis padres creo en mí un profundo resentimiento, convirtiéndome en un joven problema que constantemente se metía en peleas. 

En un intento por corregir mi comportamiento, a inicios de diciembre, mi abuelita compró un espeluznante muñeco con la forma de un duende que, según ella, me vigilaría hasta Navidad para asegurarse que me portara bien, si ese no era el caso, el pequeño duendecillo se lo informaría a Santa para que en lugar de regalos, me trajese carbón    

Para hacer que la misión del juguete fuese más creíble, todos los días ella lo cambiaba de lugar, a veces lo encontraba sentado en mi cama, otras al abrir una alacena e incluso una vez, hizo que se colara en la maleta que llevaba conmigo a mis entrenamientos.

Para mi “yo” de quince años, aquel inocente juego no era más que un fastidio, ambos sabíamos que ella  no podría negarme mis obsequios y en un intento por demostrarlo, me dispuse a realizar mi más grande acto de rebeldía hasta el momento, entrar con mis amigos al supermercado y robar la mejor botella whiskey que pudiéramos encontrar.

Sobra decir que no contábamos con ningún plan y como era de esperarse, apenas intentamos salir huyendo, fuimos interceptados por los guardias de seguridad.

Una persecución se desarrolló por todo el supermercado y aunque mi plan era que me atraparan para ser entregado a mi abuelita, no perdería la oportunidad de divertirme creando todo el alboroto posible, ese fue mi peor error.

Pues durante mi carrera, una mujer con su bebe en brazos se atravesó en mi camino y sin tener la oportunidad de frenar, terminé impactándola de lleno.

El golpe me dejo aturdido por unos minutos y hubiese seguido así, de no ser por los gritos de horror de las personas que se encontraban a nuestros alrededor; Fue entonces que vi el resultado de mis actos, la mujer que había arroyado se encontraba en el suelo, llorando a gritos mientras sostenía el inerte cuerpo de su bebecito.

Lo que paso después sucedió tan rápido, que para cuando me di cuenta, ya me encontraba frente a un juez escuchando mi sentencia, tres años en un reformatorio por haber asesinado a otro menor.

Escuchar mi condena sacudió mi mundo, pero destrozó el de mi abuelita, quien en plena  audiencia, cayó desmayada después escucharla.

En verdad me las vi negras detrás de las rejas, pero el dolor de las golpizas que me propinaban los otros reclusos, no podía compararse con el que sentía cada vez que veía a mi abuelita cuando me visitaba.

La preocupación que sentía por mí la afectó de sobremanera, cosa que se reflejó en su aspecto, pues su cabello gris se volvió cano de golpe, sus brillantes ojos verdes ahora lucían apagados y una serie de temblores dificultaban sus movimientos.

Me mataba verla así y aunque todas nuestras reuniones terminaban en llanto, teníamos el consuelo de que cuando mi condena terminase, volveríamos a estar juntos, lamentablemente, la vida no había terminado de castigarme y a días de mi liberación, ella falleció.

Como su único pariente vivo, heredé todas sus posesiones, la casa, un poco de dinero y  aquel horrible peluche de duende, el cual ella insistió se me fuese entregado junto a una carta en la que lo dejaba encargado de cuidarme, suplicando que por favor me portara bien.

Desesperado por ahogar las penas, busqué a mis viejos amigos, pero el único que respondió mi llamado fue Simón, el chico que siempre secundaba todos mis planes.

A diferencia de los otros, él continuó en el camino de la delincuencia, fue por eso que aceptó mi invitación, había comenzado en el negocio de las drogas y esperaba que me convirtiera en su socio, ofreciéndome una probada de la mercancía como muestra de buena fe.

Dispuesto a mitigar mí dolor, le dije que sí, pero antes de que pudiera tomar la jeringuilla que albergaba la heroína, una pequeña mano se me adelantó.

El horrendo muñeco ahora se hallaba de pie entre nosotros y sin darnos la oportunidad de reaccionar, saltó sobre Simón y le inyectó la dosis completa directo en el corazón.

“Esto es lo que le pasa a los niños malos”, masculló el juguete y segundos después, mi antiguo amigo cayó muerto con la boca llena de espuma.

Horrorizado, salí huyendo, más de nueva cuenta aquella cosa fue más rápida que yo y escaló por mis piernas hasta llegar mi cuello, para luego ordenarme que me detuviera o de lo contrarió, me haría daño.

En contra de mis instintos, decidí obedecerle, cosa que aprovechó para explicarme la razón detrás de lo que hizo; En sus palabras, la pena de mi abuelita le imbuyó de vida y decidido a cumplir su última voluntad, ahora él sería el encargado de protegerme de todo y  todos los que pudieran llevarme devuelta al camino de la maldad.

Sus palabras me tomaron por sorpresa y aunque quise negarme, después de ver lo que le hizo a Simón, sabía que no podría llevarle la contra.

Desde entonces, aquel muñeco vigila todos mis movimientos, siendo más un carcelero que un guardián, torturándome cuando hago algo que no le parece correcto y asesinando a cuanta  persona considera inadecuada para mí, desde compañeros de trabajo, hasta mujeres.

Estoy harto de esto, mi única salida es quitarme la vida y aunque no estoy seguro de lo que me depara la muerte…lo que sea, será mejor que ser el prisionero de este maldito juguete.

AUTOR: RONNIE CAMACHO BARRÓN (MÉXICO)
© DERECHOS RESERVADOS AUTOR (A)

Entradas relacionadas

Deja tu comentario